Cada 1 de febrero, las comunidades indígenas del estado de Michoacán festejan el año nuevo purépecha. En esta fiesta que se basa en el calendario mexica y que se extiende toda la noche, con bailes y pirotecnia en honor al dios del Sol y del Fuego Curiacuaeri, se puede observar toda la diversidad de las indumentarias ancestrales de los pobladores.
De hecho, la flama que comparten los purépechas en la fiesta de su año nuevo es considerada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, por parte de la UNESCO. Un hecho que nos puede hablar de una memoria colectiva que se comparte a través de generaciones, y que puede perderse al paso del tiempo y la modernidad.
Algunas otras tradiciones del estado de Michoacán con ese aspecto mágico digno de apreciar, son la celebración de Corpus y además, el asistir todos los domingos al mercado en Santa Fe, Paracho o Cherán, donde se puede mirar el contraste de vestimentas entre generaciones.
La vestimenta purépecha es funcional, pues sirve para abrigar y proteger al portador, además de preservar las tradiciones y los valores culturales, nos dice Patricia Terán, Directora del Museo de Artes e Industrias Populares de Pátzcuaro.
En la conferencia del Tercer Encuentro de Textiles Mesoamericanos, la antropóloga nos habló de la Memoria Colectiva del Diseño, una exposición permanente, con más de 80 años de trayectoria, dedicada a la preservación de las indumentarias de la región.
La memoria colectiva que comparten los miembros de las comunidades purépechas, es una cosmovisión de singularidades que ha resistido durante siglos a la occidentalización, un tesoro intangible que en esta antaña colección que se puede conservar, además de su forma material, digna para la reflexión y el asombro.
En la conferencia presentada en el Centro Cultural de San Pablo, se abordaron distintos diseños textiles de comunidades como Turícuaro, Patzcuaro, Huiramba y San Francisco Uricho.
En la collección, queda plasmada el arte y cultura de los pueblos purépechas de Michoacán, entre los que se destacan las blusas con técnica de bordado de entorchado, mismo que la antropóloga Patricia Terán considera que está en sumo peligro de desaparecer, pues se sabe que son pocas familias las que aún conocen esta técnica ancestral.
Al igual que este tipo de blusas, la indumentaria purépecha ha pasado por ciclos, como el fuego nuevo. A lo largo de estos 80 años, han surgido nuevas técnicas y materiales. Así mismo siempre queda la amenaza de la desaparición de algunas tradiciones, problema que se repite en varias de las ponencias de otros investigadores del TEXTIM.
A pesar de ello, el Museo de Artes e Industrias Populares de Pátzcuaro sigue en la lucha incansable de conservar intactas estas memorias, pues sus colaboradores busca ser depositarios de esta memoria colectiva, pues afirman que el conocimiento del textil es causa del presente, pasado y futuro de todo Michoacán.